Reunirse es sólo el principio. Doce miembros de la Diócesis de Washington se reunieron el 3 de junio temprano por la mañana para dirigirse a la reunión bienal de Nuevo Amanecer 2024, que celebra los ministerios latinos/hispanos en toda la Iglesia Episcopal en el Centro de Conferencias y Retiros Kanuga en Hendersonville, Carolina del Norte. Durante tres días, más de trescientos episcopales latinos se reunieron del 3 al 6 de junio para discutir la posibilidad del tema de este año Sembrando Amor y Esperanza (Sowing Love and Hope).
Nuevo Amanecer es más que una conferencia, es un espacio polifacético que te sumergirá en una reunión familiar, una aula, una sala de reuniones y estrategias entre pares, una sesión de llamada y respuesta, una fiesta, un campamento, un lugar para reflexionar y renovarse, y una capilla. Pero de todos los espacios posibles que uno puede crear e imaginar, Nuevo Amanecer es un espacio donde el Espíritu Santo puede sorprenderte con casi cualquier cosa y hacerse sentir a través de cada uno de los individuos reunidos.
Participamos en diversos talleres, desde gobernanza hasta plantación de iglesias y prácticas espirituales. Abiertos a la presencia del Espíritu, experimentamos una amplia gama de expresiones de adoración, desde la iglesia alta con incienso hasta un espacio meditativo contemporáneo de estaciones de oración centradas en un peregrinaje de renovación; desde música vibrante y diversa, desde nuestros tradicionales coritos del corazón hasta cantos más llenos de ritmo como Estamos de Fiesta con Jesús, que unas semanas después, todavía me transportan, en cuerpo y alma, de vuelta al maravilloso tiempo de Nuevo Amanecer.
En diferentes momentos del día en que nos reuníamos, el Dr. Alexander Carmona, copresidente del equipo de planificación de Nuevo Amanecer y miembro de la Diócesis Episcopal de la República Dominicana, nos preguntaba: “¿Cómo está el pueblo de Dios?” y a modo de llamada y respuesta, respondíamos “Bendecido, prosperado, y en victoria”.
Me hizo preguntarme… ¿Cuán bendecidos, prósperos y victoriosos somos? Según un reciente artículo de Religion News Service sobre los episcopales latinos señalaba que “a pesar de las similitudes litúrgicas de la Iglesia Episcopal con la Iglesia católica, según un estudio de Pew de 2014, la Iglesia Episcopal se encuentra entre los grupos religiosos con menos diversidad racial de Estados Unidos, con un 90% de blancos en la denominación. En 2014, solo el 2% de la denominación era latina”.
A primera vista, podrían ser datos desalentadores. Sin embargo, algo que me quedó claro mientras escuchaba a todos los oradores y presentadores (incluyendo al Rvdsmo. David Rice, Obispo de la Diócesis Episcopal de San Joaquín; la Presidenta de la Cámara de Diputados Julia Ayala Harris; el Obispo Presidente Michael Curry, quien predicó en la Eucaristía de apertura, y el Reverendo Anthony Guillén, misionero de los Ministerios Latinos/Hispanos) es que la Iglesia Episcopal no está “muriendo”, sino que “la demografía está cambiando”, y esto es cierto también en los Ministerios Latinos/Hispanos.
Durante Nuevo Amanecer, fue rejuvenecedor ver que la mayoría del equipo de planificación era joven, con edades comprendidas entre los 20 y los 35 años, lo que introdujo una dinámica energizante en la conferencia. Y en nuestra diócesis, San Mateo en Hyattsville, Maryland – que es la mayor comunidad de fe episcopal de habla hispana en los Estados Unidos – ha visto un aumento de la participación de sus jóvenes y adultos jóvenes cada vez más interesados en construir relaciones, fortalecer su fe, y pertenecer a una comunidad segura.
La esperanza sembrada en Nuevo Amanecer es que seamos capaces de proporcionar un camino para que nuestros jóvenes y jóvenes adultos latinos den un paso fiel hacia el discernimiento de una llamada al liderazgo. Al canalizar su curiosidad y entusiasmo, al igual que Jesús pidió a sus discípulos que tuvieran fe, estamos pidiendo a estos nuevos y jóvenes discípulos valientes que se embarquen en el viaje de la transformación. Pero esto también significa que los líderes experimentados tienen que estar dispuestos a servir de mentores, guiar y estar presentes para los líderes venideros. Tenemos que estar dispuestos a escuchar las necesidades espirituales de nuestros jóvenes y a dar un paso de fe con ellos para explorar sus ideas.
Nuestra delegación recogió muchas conclusiones de este tiempo juntos, pero aún quedan preguntas importantes. ¿Cómo podemos seguir formando discípulos valientes dentro de la comunidad latina/hispana? ¿Cómo podemos asegurar que más jóvenes y adultos jóvenes tengan acceso a oportunidades de asistir a conferencias como estas? ¿Qué necesitamos individualmente y como comunidad para llevar a cabo la obra de Dios en nuestras iglesias? ¿Cómo tejeremos nuevas tradiciones con las raíces de nuestra cultura? ¿Cómo desarrollaremos discípulos nuevos y jóvenes para que participen en la gobernanza y liderazgo de la iglesia? ¿Cómo orientaremos a los nuevos líderes y a los que buscan la fe? ¿Cómo lograremos que nuestras comunidades de fe hispanohablantes sean financieramente estables? ¿Qué sembraremos con nuestro amor y nuestra esperanza para las generaciones presentes y futuras de episcopales latinos?
Sí, somos bendecidos, prósperos y victoriosos, así que manos a la obra que hay mucho que lograr.