Cuando los autobuses llenos de migrantes cansados y hambrientos comenzaron a llegar al área metropolitana de Washington este verano, nuestras congregaciones, con la compasión que las caracteriza, respondieron rápidamente. Nuestra gente instaló centros de acogida en los salones parroquiales y en las naves, puso en contacto a personas y familias con los servicios sociales, proporcionó atención médica, localizó refugios y distribuyó ropa, zapatos y artículos de aseo a las personas, muchas de las cuales llegaron con muy pocos o ningún recurso. Juntos, como diócesis, alimentamos sus cuerpos y cuidamos sus almas.

El 27 de octubre, la Obispa Mariann y una delegación de líderes laicos y clero asistieron a la 41ª celebración anual de CARECEN para aceptar el Premio a la Justicia Saúl Solórzano, en nombre de la Diócesis Episcopal de Washington, otorgado en reconocimiento a esta importante labor.

Desde 1981, la misión de CARECEN ha sido fomentar el desarrollo integral de la población latina en el área de DC. El premio reconoce los logros de una organización sobresaliente que ha demostrado un trabajo distinguido y esfuerzos incansables para promover los derechos y la dignidad de los inmigrantes.

Nos sentimos profundamente honrados por este reconocimiento. Hacemos este trabajo y seguiremos haciéndolo – porque, como cristianos, Dios nos llama a acoger al extranjero. De hecho, Dios nos pide que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Si desea participar en este Ministerio de la Esperanza, por favor, póngase en contacto con la Rvda. Carol Coonrod y Elizabeth Terry en Santo Tomás, Dupont Circle o con el Rvdo. Vidal Rivas y Fátima Vásquez en San Mateo, Hyattsville.