Tomar Descanso

by | Feb 8, 2022

Jesús les dijo: “Vengan, vamos nosotros solos a descansar un poco en un lugar tranquilo.”
Marcos 6:31

Estimados amigos, clero y líderes congregacionales laicos en la Diócesis de Washington,

Bendiciones para ustedes en estos primeros días de febrero.

Como prometí en mi discurso a la Convención Diocesana el 29 de enero, escribo para animar a todas las congregaciones en la diócesis a considerar conceder a cada empleado una semana extra de vacaciones pagadas de sabático, no contadas contra vacaciones o días personales.

Esta petición viene como una respuesta pastoral a la profunda fatiga que muchos de nuestros líderes y personal congregacionales están experimentando al entrar en el tercer año de la pandemia de Covid. Esto no es obligatorio, pero es una recomendación firme de mi parte. La solicitud vino primero a mí de nuestros deanes regionales, aquellos en nuestra diócesis que trabajan estrechamente con nuestro clero. Otros en nuestra diócesis y en toda la iglesia en general han expresado la misma preocupación, y es una que comparto.

Reconozco la diversidad de experiencias y circunstancias de la vida entre nuestros líderes y personal, así como la diferente capacidad entre nuestras congregaciones para dar a aquellos en su empleo un tiempo de descanso. Por lo tanto, les dejo que determinen si y cómo hacer mejor esta ofrenda.

Líderes del clero, les pido que primero atiendan las necesidades de su personal. Miembros de la junta parroquial y guardianes, les pido que programen una reunión con su clero para preguntarles lo mejor que pueden hacer para encontrar tiempo de descanso. Y todos hacemos bien en monitorear las expectativas congregacionales para nuestros líderes voluntarios, dadas las crecientes demandas sostenidas y la presión de sus vidas.

He pedido a todo el personal diocesano que mire sus calendarios y proponga a sus supervisores cuando puedan tomar su descanso. Escalonaremos su tiempo para no interrumpir indebidamente nuestra capacidad de servirles. Tengo previsto pasar unos días más en torno al fin de semana del Día del Presidente.

Como dije en mi discurso, deseo que pueda extender esta ofrenda más allá de la iglesia, para que todo nuestro mundo cansado pueda tener tiempo y espacio para descansar. Lo que puedo hacer es animarnos a todos a ser amables unos con otros, y con aquellos con quienes interactuamos, a medida que avanzamos en nuestras vidas.

También sé que no siempre se nos concede descanso cuando lo necesitamos. En esos momentos me ayuda a recordar que, justo después del pasaje que he citado arriba del evangelio de Marcos, las multitudes descendieron a donde estaban Jesús y los discípulos. En su fatiga, trabajaron todo un día de ministerio que culminó con una comida para multitudes de lo poco que tenían, unos pocos panes y algunos peces. Sin embargo, en la economía de la gracia, lo que ofrecían era más que suficiente. Que sea así con nosotros cuando el descanso parece difícil.

Dicho esto, aún Jesús descansó después de ese largo día, y también nosotros, o seres forzados a descansar de otras maneras. Así que, por favor, cuídense unos a otros, y si es posible, dense los unos a los otros el regalo del descanso.

Fielmente,

Obispa Mariann