Historia Parroquial: las historias que contamos

by | Aug 24, 2023

Cuando llegué a St. Paul, Waldorf en el 2014, rápidamente aprendí que la manera más rápida de causar un incendio era preguntar sobre el balcón dentro de la iglesia. Como muchas parroquias establecidas en los siglos diecisiete y dieciocho, el balón de St. Paul era una galería para esclavos. Después de abolida la esclavitud, la segregación de Jim Crow continuó los patrones que deshumanizan a los feligreses negros y los consideraba de segunda categoría. La historia de la destrucción del balcón en los 1950 es tan larga que no hay espacio suficiente aquí para contarla. Es suficiente decir que implicó varios votos de la congregación, un intrépido grupo de jóvenes feligreses llegando en la noche para destruir el balcón en contra del deseo de los líderes de la parroquia, y finalmente la pérdida de un pequeño, pero significativo grupo de feligreses y ofrendas (e incluso la pérdida de la casa del rector).

Con el tiempo hemos escuchado a algunos feligreses que llevan mucho tiempo recontar la historia, y les hemos escuchado decir que el balcón no tenía nada que ver con el racismo, sino con el “crecimiento de la iglesia”. Su destrucción, me contaron ellos, solo tuvo que ver con su mal estado constructivo. Sugerir otra cosa era manchar la memoria y la buena voluntad de amados feligreses en el pasado. Entre el tiempo de mi llegada y ahora, las historias y la contextualización de la existencia de balcones en la larga historia americana y en la Iglesia Episcopal, han ayudado a la congregación a cambiar la narrativa del “crecimiento de la iglesia”. Hicimos visible una hilo de resistencia santa que conectaba la resistencia en la década de 1950 con la resistencia ddel rector de la iglesia durante la Guerra Civil, quien hizo lo que se pensaba inimaginable en la región productora de tabaco de Maryland en ese tiempo: predicar la abolición de la esclavitud (después de liberar a quienes él mismo había esclavizado unos años antes), y orar por el Presidente Lincoln (un acto de resistencia que lo forzó a huir por su propia seguridad). Aunque algunos todavía reaccionan cuando se menciona el “balcón”, nuestro debate continuo es lento, pero ha pasado de considerarlo “algo de lo que no hablamos” a simplemente ser uno de los capítulos de St. Paul más complicados pero a la vez siempre sorprendente y con el tiempo más inspirador. Por supuesto, todavía tenemos mucho trabajo que hacer.

Las historias que contamos (o que no contamos del pasado) determinan cómo vivimos el Evangelio en el presente y el futuro. Los proyectos de historia de la parroquia no son un ejercicio para culpar u olvidar. Por el contrario, son un acto de santo recuerdo de lo que forma parte de nosotros en lo profundo. Estos nos colocan en la gran narración de Dios que va del pecado, a la reparación y la redención.

La Rev. Dra. Maria A. Kane sirve como rectora de St. Paul, Waldorf. Ella tiene un doctorado en Historia Americana del College of William & Mary.

Lo anterior es adaptado de Leading Racial and Public History Projects: Lessons from Faith, Race, and the Lost Cause (Liderando Proyectos de Historia Pública y Racial: Lecciones sobre la Fe, la Raza y la Causa Perdida), un taller liderado por el Dr. Christopher Graham, la Rev. Maria A. Kane, Ph.D., y la Rev. Melanie Mullen en Es Todo Sobre el Amor: Un Festival del Movimiento de Jesús.

¿QUÉ NO ES UN PROYECTO DE HISTORIA PARROQUIAL?
    • Una labanza o exaltación del pasado
    • Biografías de líderes escogidos
    • Una línea del tiempo de eventos especiales o un resumen de las actas
¿QUÉ ES UN BUEN PROYECTO DE HISTORIA PARROQUIAL?
    • Se debe estar dispuesto a contar la verdad, incluso a expensas de queridas tradiciones e ideales
    • Ver cómo las creencias eran vividas en la vida diaria
    • Integra el contexto social, cultural, económico y político
    • Trata sobre cuestiones del poder
    • Hace preguntas sobre lo que se dijo y lo que NO se ha dicho
    • Interroga las voces de los líderes y pregunta quién y qué falta
    • Investiga cómo las declaraciones de misión y visión se hicieron cuerpo en la vida diaria