Contigo Todo Este Tiempo

by | May 4, 2023

Jesús le dijo: “Hace ya tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y tú, Felipe, no me has conocido?”
Juan 14:9

En nuestra reunión de personal diocesano de esta semana, comenzamos con una reflexión comunitaria sobre el pasaje del Evangelio que escucharán, si asisten a una Iglesia Episcopal el domingo.

Nos habíamos reunido para bromear y tardamos un rato en tranquilizarnos. Por fin leemos en voz alta el texto que comienza diciendo:

“No se angustien ustedes. Crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar. . . ” Juan 14:1-3

El grupo se quedó en silencio.

Estas son las palabras de despedida de Jesús, dirigidas a sus discípulos mientras comparten la última cena. Durante tres capítulos del Evangelio de Juan, Jesús les dice todo lo que quiere que sepan y tengan la seguridad de que se prepara para partir, y lo que espera que recuerden. Como en todo el evangelio de Juan, son también palabras para nosotros, escritas para que “ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida por medio de él.” (Juan 20:31)

En silencio, compartimos por turnos una palabra o frase que nos llamaba la atención. Observamos que en trece versículos la palabra creer se repite cinco veces: Cree en Dios. Cree también en mí. Ante la inquietud de un discípulo, Jesús responde: “¿He estado contigo todo este tiempo, Felipe, y todavía no me conoces?”.

Me encontré pensando en la facilidad con la que puedo perder la confianza en mi relación con Jesús, sobre todo cuando siento que le he fallado, o cuando lo que sea a lo que me enfrento parece insuperable, o cuando el dolor del mundo es demasiado para soportarlo.

Incluso ahora, nada menos que como obispa, sigo necesitando que me recuerden que creo, es decir, que confío en Jesús. Recordar cómo Él ha estado conmigo en el pasado me ayuda a poner mi confianza en Él ahora.

Hace años, asistí a un retiro de liderazgo en el que se nos pidió que consideráramos el arco de nuestras vidas y cómo Dios podría estar llamándonos a servir en el futuro. Recuerdo que estaba sentada sola y no quería pedirle a Dios que me guiara. Me di cuenta de que tenía miedo de que Dios me pidiera que hiciera algo que no podía hacer o, peor aún, que no quería hacer. ¿Sería como el joven rico que prefirió sus posesiones a la invitación de seguir a Jesús? (Mateo 19:21).

Mientras luchaba, Jesús respondió a la oración que yo temía orar con una palabra que me tranquilizó: “Lo sé todo de ti. Conozco tus debilidades, tus pecados y tus miedos. Puedes confiar en mí. Me sentí vista y amada por lo que era. Jesús había estado conmigo todo el tiempo. Cualquiera que fuera el llamado en el futuro, tendría en cuenta quién era yo, con todos mis dones y defectos. Podía confiar en él.

Confiar en Él no significa que no tengamos que arrepentirnos y apartarnos del pecado, ni que todo vaya a salir como esperábamos, ni que Él nos libre de la tristeza y el dolor. Pero en la confianza, podemos permitir que Él nos ayude a enfrentarnos a nuestro pecado, y experimentar que Él nos lleva a través de los momentos más desafiantes y desgarradores. En retrospectiva, nos damos cuenta de que, en los momentos en que nos sentimos más perdidos y solos, o atrapados en las formas de ser nosotros mismos de las que estamos menos orgullosos, Él ha estado con nosotros todo el tiempo.

En tus momentos de tranquilidad de esta semana, te invito a que mires atrás en tu vida. Trae a tu memoria tus recuerdos más sagrados: cuándo te sentiste más vivo o esperanzado, o cuándo Dios pareció aparecer para ti de una manera poderosa. Deja que el recuerdo de esos momentos te infunda valor ahora y te ayude a confiar en Dios. Recuerda también algunos de los momentos más duros de dolor, decepción o arrepentimiento, y cómo los superaste y qué aprendiste.

El que estaba contigo entonces, está contigo todavía. Así que no dejes que tu corazón se turbe. Cree en Dios. Cree en Jesús. Él ha estado contigo todo este tiempo y no va a dejarte ahora.